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Maceo no entrará en Guanahacabibes

enero 28, 2009

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1896. Está a punto de terminar la excursión más violenta que ha visto Cuba. Antonio Maceo, jefe de los mambises invasores, va a concluir la Invasión en la península de Guanahacabibes, la cola de caimán en que se acaba, o empieza, nuestro país. Tiene que llegar hasta el cabo de San Antonio, punto extremo de esa península, antes de que lo haga el general español Weyler.

Un problema: en La Bajada, que es la entrada de Guanahacabibes, hay un puesto de guardafronteras, y otro del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA). El jefe de los guardafronteras le prohíbe el paso a Maceo mientras no lo autoricen en la base del CITMA, o en la Capitanía del Puerto, que radica en La Habana. El hombre del CITMA le niega a los mambises el permiso si no traen una autorización de la delegación en Pinar del Río. Maceo llama por teléfono y la especialista a cargo le dice que no puede autorizarlo si no trae de La Habana un aval de no-sé-cuál institución, que además, debe ser solicitado con más de un mes de antelación y solo por motivaciones de viaje muy justificadas.

Maceo, cabizbajo (ha recorrido con esfuerzo media isla hasta aquí), retrocede. En eso llega Weyler con sus soldados españoles. Ni siquiera desmontan, enseñan sus pasaportes españoles, y la barrera se abre ante ellos, con cierta cortesía. Son extranjeros: pasen sin problemas.

Por supuesto, nada de eso sucedió en aquella guerra. Fue casi el otro día, cuando este Marco Polo a escala quiso ver qué tan larga era su isla y, después de recorrer casi 850 kilómetros durante 46 horas, a bordo de dos trenes, dos ómnibus, dos camiones, y dos autos (no en ese orden), llegó a La Bajada, aparente final de Cuba. De allí en adelante, no lo dejaron pasar: era cubano. Mientras calculaba cómo regresar, varios autos rentados por extranjeros cruzaron alegremente rumbo al Cabo.

Llegar desde Camagüey hasta Guanahacabibes no es fácil. A Penélope le hubiera dado tiempo tejer una carpa de circo si Odiseo hubiera hecho esta travesía. O a lo mejor él lo hizo, pero es verdad que cuando aquello lo único que te podía demorar eran cíclopes, cantos de sirenas, o Escila y Caribdis, y no la eternidad que uno pasa en los trenes lentísimos, esperando las terribles listas de espera para atraparlos, o en la contemplación de cómo los amarillos simulan trabajar. Solo nos salvó de demorarnos más la proverbial solidaridad de los cubanos, o para ser más exactos, la proverbial solidaridad de uno de cada diez cubanos, que era más o menos la proporción de los que paraban a recogernos.

Este viaje, como todos los viajes de verdad, aún no tiene fin.

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6 comentarios leave one →
  1. enero 31, 2009 3:52 pm

    Que roña tú…

    A mi me pasó con Punta del Este en la Isla. Teniamos «cuadrado» todo pero el que nos iba a pasar nos dejó quemados. Final del cuento: unos «entrentenidos» 4 días en Gerona.

  2. Armando permalink
    febrero 2, 2009 1:30 pm

    Que lastima que no te dejaron entrar ni siquiera explicandolo. Coño que la ultima vez que a mi me preguntaron de donde era fue en mi pais.ya llegaras..Ya llegaras. Lo importante es no dejar los pies quietos. Un saludo de otro cubano que esta lejos

  3. roxana permalink
    marzo 27, 2009 7:03 am

    Unas fotos bellisimas, si tan solo esos no se robaran tanto dinero e invirtieran en esta tierra hermosa pero vacia, Cuba seria otra. Al menos ayudaria a paliar las necesidades del pueblo. Hay tanto terreno vacio para sembrar, hacer casas, turismo, empresas. Si dejaran llegar la inversion privada , no se estarian quejando tanto del embargo, una muestra mas que son puras excusas , la razon verdadera es que es mas facil mandar en un pais de pobres . Eres muy valiente aventurarte a viajar asi , pero eso te ayuda a no sentirte tan mal. Al menos no quedara que si conociste tu pais de cabo a rabo. Estoy segura que los dictadores ni saben ni conocen todo lo que tiene Cuba.

  4. Camagueyano permalink
    abril 4, 2009 8:00 am

    Sigo leyendote, Y este ha sido el mejor reporte para mi. Que bueno que dicen que «la historia se repite», por tanto Valeriano perdera esta vez tambien, y podremos recorrer Cubanacan como lo hacian las jutias antes del «encuentro».

  5. Gilberto permalink
    abril 19, 2009 4:40 pm

    Triste por la arbitrariedad que nos comentas pero Genial por tu curiosidad en una época difícil.
    Ya vendrán tiempos mejores y necesitamos jóvenes así, curiosos, emprendedores y no te preocupes, esos kilómetros recorridos entre Camaguey y Guanahacabibes valen oro!
    Algún día podrás descubrir esa parte prohibida.

  6. Cira permalink
    abril 29, 2009 5:47 pm

    Muchas gracias por este viaje virtual por mi tierra querida que nunca olvido. Como puedo comprobar por tu articulo el guajiro cubano no ha cambiado. recuerdo viajar por la montanas de Pinar del Rio por el 1956 or 55 y los lugarenos (que habiyaban en un Bohio piso de tierra) con su habitual generocidad inata en el cubano ,nos invitaron a beber cafe en jicara. Por suerte en aquella ocacion pudimos entral al Cabo San Antonio, que bella nuestra Cuba, Nadie podra acabar con su belleza natural otorgada por Dios nuestro creador.
    Mucha gracias, no hay mal que dure 100 anos continua con estors artivulos tan lindos y elocuentes.

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